viernes, 21 de marzo de 2014

Narcolepsia: cuando el sueño se apodera de tu vida.

Uno de los trastornos del sueño que limita más la vida diaria a los que lo sufren, es la narcolepsia. Es muy poco común, pero muy conocido por lo peculiar. Es, como el insomnio y el síndrome de apnea del sueño, una disomnia.

Se caracteriza por la aparición recurrente de ataques de sueño, cataplejía (pérdida bilateral del tono muscular estando despierto, que suele ocurrir ante emociones intensas) y aparición de elementos característicos de la fase MOR (REM en inglés) en las fases de transición entre el sueño y la vigilia (parálisis de sueño o alucinaciones). Normalmente la somnolencia desaparece tras el ataque de sueño y reaparece varias horas después.

Afecta por igual a hombres y mujeres, y suele comenzar en la pubertad con la aparición excesiva de somnolencia, apareciendo después el resto de síntomas.

Como hemos dicho antes, lo más preocupante de esta enfermedad es lo mucho que limita la vida diaria. Imaginemos que estamos en el trabajo y, de pronto, nos quedáramos dormidos. Y no un día, sino a diario. Y ahora imaginemos que esto no sucede sólo en el trabajo, sino que nos sucede en cada situación que vivimos.

Las personas con narcolepsia se enfrentan a la imposibilidad o mayor dificultad de realizar actividades como natación, conducir, etc., puesto que pueden correr grandes riesgos, según la gravedad de su enfermedad.

Aquellos que sufren narcolepsia se enfrentan, en muchos casos, a la incomprensión por parte de la sociedad. Desde pequeños pueden sufrir burlas y estigmatización, se les acusa de vagos, perezosos, maleducados, y, en ciertos casos, de ser toxicómanos. Esto, unido a la problemática de la enfermedad, puede provocar depresión y problemas a la hora de relacionarse con los demás.

En relación a los tratamientos existentes, el objetivo fundamental que se busca es controlar los síntomas que afectan a la vida diaria del paciente. El tratamiento suele consistir en la utilización de fármacos estimulantes del Sistema Nervioso Central, y una serie de modificaciones conductuales.

En relación a estas últimas, podemos recalcar la importancia de las medidas de higiene de sueño, el ejercicio físico, el control de la comida y la programación de siestas diurnas.

En cualquier caso, es importante acudir al médico en cuanto veamos los primeros síntomas para que se realice un buen diagnóstico, y en prevención de posibles situaciones peligrosas.

Y una vez diagnosticado, se aconseja acudir a un psicólogo o especialista que nos enseñe las medidas a tomar en el día a día.

Como siempre, tenéis mi consulta a vuestra disposición para cualquier duda sobre este tema o cualquier otro.

Publicado originalmente en el Blog Aprende a Escucharte.

miércoles, 19 de marzo de 2014

El insomnio: un problema común

Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos sufrido o sufriremos dificultades a la hora de iniciar y/o mantener el sueño.

Los problemas de la vida diaria pueden incidir en nuestros hábitos de sueño, pero cuando esto sucede tan a menudo que resulta casi imposible conciliar el sueño, dormir toda una noche seguida, o bien se suele despertar muy temprano, podemos estar ante un caso de insomnio crónico.

En términos generales, podemos decir que el insomnio es más común en las mujeres y, si no se trata, suele empeorar con la edad. Como ya vimos anteriormente, el insomnio es un tipo de disomnia.






¿Qué tipo de complicaciones pueden ir asociadas al insomnio crónico?
  • Cansancio generalizado que interfiere en nuestra vida diaria.
  • Preocupación o agobio a la hora de irse a dormir.
  • Pensamientos negativos que interfieren en el sueño.
  • Estrés.
  • Depresión.
  • Sensación de no haber descansado durante días.
  • Ansiedad por no conseguir retomar el sueño si se despierta a mitad de la noche.

Además de los tratamientos farmacológicos, también hay tratamientos psicológicos que nos pueden ayudar a combatir el insomnio. Algunos de los métodos psicológicos más eficaces son:
  • Entrenamiento en relajación.
  • Técnicas de higiene del sueño.
  • Técnicas de control de estímulos.
  • Técnicas cognitivas.
  • Técnicas de biofeedback.

Anteriormente vimos la importancia del sueño para nuestra vida, así que si sufrís insomnio o alguna otra alteración del sueño, no dudéis en consultarme. Cuanto antes busquéis una solución, menos graves serán las consecuencias de una mala calidad o poca cantidad del sueño. Estudiaré vuestro caso de manera individualizada y os plantearé las opciones que mejor se adapten a vuestra situación.

martes, 18 de marzo de 2014

Apnea: la falta de aire durante el sueño

Uno de los mayores problemas físicos actuales es el aumento de peso que está sufriendo la población occidental. Los malos hábitos alimenticios y el aumento de la vida sedentaria, han provocado, entre otras cosas, desórdenes alimentarios de diversa gravedad. Este aumento del peso suele ir asociado a otro tipo de complicaciones. Hoy vamos a hablar de uno de estos problemas: la apnea del sueño.

La apnea, como comentamos anteriormente, es un tipo de disomnia. Se define como la reducción periódica o cese de la respiración durante del sueño debido a una oclusión (cierre) de la vía aérea superior.

Es mucho más común en hombres entre 40 y 50 años. En la mayor parte de los casos, suele haber exceso de peso, hipertensión, ronquidos, consumo de tabaco y alcohol, etc.

Hay tres tipos de apnea:
  • Obstructiva: Es uno de los trastornos más frecuentes. Se produce por un bloqueo del paso del aire en la garganta.
  • Central: El cerebro deja de enviar señales al aparato respiratorio, lo que provoca irregularidades en la respiración. Es menos frecuente.
  • Mixta: Suele empezar como central y terminar como obstructiva.
 ¿Qué tipo de síntomas se suelen presentar?
  • Somnolencia excesiva durante el día.
  • Trastornos respiratorios.
  • Trastornos cardiovasculares.
  • Trastornos psicológicos.

En el caso de la apnea, el tratamiento que ha demostrado ser más eficaz es la llamada Presión Nasal Positiva Continua (CPAP), que consiste en una mascarilla unida a un generador de aire que administra un flujo continuo del mismo a más presión de la normal durante la respiración.

Además de la CPAP, se recomiendan varios tratamientos conductuales consistentes en reducción de peso, abandono del consumo de alcohol y tabaco, y/o entrenamiento en cambios en la postura corporal durante el sueño.

También hay tratamientos farmacológicos variados y operaciones de cirugía en casos excepcionales en los que los demás tratamientos no funcionan o no son recomendables.


Es importante detectar el problema de la apnea lo antes posible, pero en este caso suele ser la familia la que percibe el problema, ya que muchos de los pacientes no saben que sufren este trastorno y creen que sus síntomas se deben a otras razones. Os recomiendo, por ello, que si tenéis dudas consultéis a vuestra familia si roncáis o tenéis un ritmo de respiración durante el sueño que resulte fuera de lo normal, y acudáis a un especialista lo antes posible.

Publicado originalmente en el Blog Aprende a Escucharte.

miércoles, 12 de marzo de 2014

El sueño: parte fundamental de nuestra vida.

Los seres humanos pasamos alrededor de un tercio de nuestra vida durmiendo. Y es que el sueño es fundamental para el ser humano. No sólo sirve para descansar y reponer fuerzas, sino que numerosos estudios han comprobado su importancia en la atención, la memoria y el aprendizaje. Nuestro cerebro necesita "desconectar" y reordenar la información que adquiere en el día a día.

La falta de sueño o de calidad de sueño puede provocar  alteraciones físicas y psicológicas de diversa gravedad. Por ello es importante tener unos buenos hábitos relacionados con el sueño, como por ejemplo:
  • En adultos, dormir al menos ocho horas. Los niños deben dormir más horas para compensar su mayor actividad física y mental.
  • No tomar bebidas con cafeína, teína o alcohol antes de dormir.
  • No cenar en exceso, pero tampoco ir a dormir con hambre o sed.
  • Dormir en habitaciones con buena ventilación, poca luz y temperatura no superior a 23ºC.
  • Procurar establecer horarios fijos de sueño para habituar al cuerpo.

Es relativamente frecuente encontrar a personas que acuden a su médico creyendo estar enfermas, y que sus síntomas se deban a alguno de estos hábitos poco saludables. De hecho, aproximadamente una cuarta parte de la población sufre o sufrirá en algún momento de su vida un trastorno del sueño.

El sueño se divide en dos grandes fases:
  • Fase No MOR (Movimientos Oculares Rápidos) o No REM (en inglés), que a su vez se divide en cuatro:
    • Fase 1: Es la transición de la vigilia al sueño. En ella se pueden dar alucinaciones, como oír voces, creer que vemos a alguien cuando no hay nadie, etc.
    • Fase 2: Sueño ligero durante el cual nuestro ritmo cardíaco y respiratorio baja.
    • Fase 3: Transición al sueño profundo.
    • Fase 4: Sueño profundo.
  • Fase MOR o REM: es la fase donde soñamos. Se llama así debido a que en esta fase suele haber movimiento de los globos oculares bajo los párpados (MOR: Movimientos oculares rápidos; REM: Rapid eyes movement).
Las alteraciones más graves del sueño se pueden diferenciar en dos grandes bloques:
  • Disomnias: Hacen referencia a alteraciones de la calidad, cantidad y horario del sueño. Entre ellas podemos encontrar el insomnio, la apnea, la narcolepsia, el hipersomnio y las alteraciones del ritmo circadiano.
  • Parasomnias: Se trata de acontecimientos o experiencias inusuales del sueño durante alguna de las fases del mismo o en la transición entre el sueño y la vigilia. Las más importantes son las pesadillas, los terrores nocturnos, el sonambulismo y el bruxismo.

En próximas publicaciones trataré algunas de estas alteraciones, explicando qué son y los tipos de tratamientos que existen.

Publicado originalmente en el Blog Aprende a Escucharte.